El hecho de anular una tarjeta no solucionará los problemas que se puedan tener respecto a la economía doméstica. La base para que todo vaya bien es una buena administración. Para ello hay que preparar un plan de presupuestos y ceñirse a él al máximo, sin concesiones. En muy poco tiempo veremos cómo la estabilidad llega a la economía del hogar.
Aspectos importantes dentro de un plan de presupuestos domésticos
Controlar todos los ingresos y gastos es primordial para saber qué es lo que gastamos cada mes. Es importante llevar un estricto control y de esta forma saber el límite de dinero que podemos gastar mensualmente. No hay que olvidarse de dejar un poco de dinero para ahorrar y otro que irá a un fondo para imprevistos. ¿Se puede hacer todo esto? Si el plan está correctamente diseñado sí.
Dentro del plan de presupuestos no hay que olvidarse de las prioridades que hay. Eliminar aquellos gastos superfluos es necesario porque con ellos se incrementa el gasto a final de mes. Asimismo, los conocidos como "gastos hormiga" también deben ser reducidos al máximo. Éstos son aquellas pequeñas cantidades de dinero que se gastan a diario pero que a final de mes suman un pellizco de nuestro sueldo.
Debemos comprar únicamente lo que necesitemos y seguir una serie de pautas que nos ayudarán a ahorrar. Las compras diarias son uno de los gastos inexcusables y en esto debemos llevar mucho control.
No hay que ir a comprar sin haber comido antes, está demostrado que con hambre, tendemos a comprar más productos de la cuenta, con el consiguiente aumento del gasto. Hay que apostar por los productos de temporada, siempre más baratos. También por los productos de marca blanca y por el uso de tarjetas y cupones de descuento.
La planificación de las comidas es otro punto que se puede tener en cuenta, aunque es bastante laborioso pero, si se quieren controlar al máximo todos los gastos de la casa, es algo muy necesario. Y lo más importante, abonar cualquier deuda que se pueda tener y de esta forma evitar caer en el sobreendeudamiento, uno de los peores enemigos de la economía doméstica.